Todos tenemos en nuestro corazón una idea distinta del campo, la RAE nos brinda 18 definiciones distintas. Sin embargo, la idea de construir el mundo con manos propias, es una metáfora recurrente en la gente que vive fuera de la ciudad. En el fondo es afrontar la adversidad con coraje siendo parte del entorno natural y de una comunidad que llena de orgullo.
Más allá de las imágenes o sensaciones que vienen a nuestra mente con la palabra “campo” nuestra visión va en entenderlo como una respuesta. La respuesta que surgió en un artesano para tomar un cuero curtido y convertirlo en una hermosa pechera para asados; o bien, la versatilidad que permite una parronina, convirtiéndose en respuesta para todas las necesidades cotidianas que requiere el trabajo en el día a día. El campo está en nuestra memoria, ahí está nuestro lugar de calma. Probablemente sea un lugar seguro en una época en la que la ciudad pareciera ser un lugar mucho más peligroso.
El campo en la ciudad
Tratemos de ir a nuestro campo interior a calmarnos, a cargar pilas para salir a ganarle al mundo y los obstáculos que son cada vez más. Reunamos a nuestro círculo íntimo en el calor de una parrilla, porque tal vez alrededor de un buen asado es la mejor forma de demostrar amor a nuestra familia. Más que por la comida en sí, el momento que entregamoso en nuestro círculo íntimo es donde mejor nos cuidamos.
De cierto modo, es bueno acercar el campo cuando los días comienzan a ser fríos, acercarse ayuda a la unión de las familias. El que las personas vuelvan a hacer cosas simples, como cuidar el jardín o hacer en un asado ayuda a organizar las prioridades así como también son espacios de diálogo con tu círculo cercano donde las risas, el cariño y la confianza son siempre lo que más se disfruta, y por supuesto, lo que más se recuerda con una sonrisa en los labios… de los accesorios para el quincho, nos encargamos nosotros.
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